¿Cuándo decide hacerse pintor, es decir cuándo siente que su vocación es la pintura? 

A los 4 años ya sabía que quería pintar, mi madre siempre me dijo que esa era mi vocación. Con 14 o 15 años el dueño del cine de Catral me encargaba los carteles de las películas que se ponían, los carteles eran de unos dos metros y con las cinco pesetas que me daba iba a la droguería del pueblo compraba pigmento en polvo, lo mezclaba con agua y hacía los cartelones como el de la película "Candilejas" o "Ricardo III". Ya en el servicio militar me presenté a un concurso de pintura al que se presentaron algunos que incluso habían hecho Bellas Artes con dibujos muy académicos, algo que ni antes ni ahora he sido, pero el primer premio lo gané yo y me dieron veinte duros. Y desde entonces hasta ahora.

¿Piensa que el pintor nace o se hace?

Lógicamente siempre tiene que haber una predisposición a aprender, pero después hay que trabajar mucho: la inspiración existe pero hay que buscarla. Yo siempre he estado activo, me he pasado toda la vida arreglando motos y pensando en pintura y a pesar de que mi trabajo me ocupaba gran parte de mi tiempo he sido un hombre que he vivido la pintura con mucha intensidad.
¿Tiene algún pintor que le haya influenciado en su obra o que le haya gustado por encima de otros?
Va por etapas, y además los medios de que disponemos ahora de información y de acceso a la cultura no eran los mismos que antes. Hasta los 20 años no descubrí la pintura impresionista y entonces es cuando me doy cuenta de que eso era lo que me gustaba e intentaba pintar a modo de los impresionistas. Ya más tarde fui descubriendo la evolución de los pintores, como van surgiendo las etapas de la pintura y los estilos van cambiando con el tiempo.

¿Qué técnicas suele emplear y cómo comienza un cuadro?

Si tienes una idea se suele fastidiar, la mayoría de veces es mejor ponerse delante del lienzo y empezar a pintar, el cuadro ya me dirá por donde debo continuar y llega un momento en el que sabes que el cuadro está finalizado, pero también hay veces que los pintores nos pasamos de rosca y algo que puede haber sido tan espontáneo deja de tener esa frescura que buscaba al principio.

Háblenos de las exposiciones que ha realizado.

Pues he realizado una treintena de exposiciones individuales, colectivas habré hecho unas cien o más. La primera exposición la hice en Elche y en Crevillente al año siguiente hice otra exposición en la Cam; esa fue una etapa muy intensa en la que hice muchos cuadros y además grandes; curiosamente por uno de ellos me dieron el primer premio en Jerez de La Frontera, de otro un segundo premio en Burgos y de otro un primer premio en Huelva.

¿Tu mujer te ha inspirado en la pintura?

Mi mujer ha sido y es lo más importante, no sólo por la inspiración, sino sobre todo por su apoyo incondicional, máxime teniendo en cuenta que la mayor parte del tiempo libre que me dejaba mi trabajo lo dedicaba a la pintura y nunca me reprochó nada. Mi mujer es la mejor.

De ti se ha dicho que eres un maestro del color ¿por qué utilizas colores tan vibrantes?

En mis cuadros los colores siempre están en armonía, hay que saber los colores que van bien unos con otros: sé que el negro va bien con el rosa, el naranja con el violeta armoniza muy bien y son colores que he trabajado muchísimo y los he repetido muchísimo; también he tenido épocas muy oscuras pero con mucha luz, con muchos matices utilizando toda la gama de los grises.

¿En qué se ha inspirado para realizar el Cartel de este año?

Me he inspirado en el movimiento, en el colorido, he intentado reflejar el espíritu de fiesta y alegría que son los Moros y Cristianos.

¿Qué proyectos tiene en estos momentos?

El único proyecto que tengo es que mi problema de visión se estabilice para poder manejarme en el día a día, pero aún así he aceptado lo que tengo me siento a gusto y vivo feliz.

Y ya por último ¿qué aconsejarías a los que quieren dedicarse a este complejo mundo de la pintura?

Les diría que pensaran que esto es un asunto del alma, un asunto del corazón, que es muy satisfactorio pero un mundo muy difícil del que pueden vivir muy pocos.